El Gran Robo Financiero: La Travesía de la Reserva Federal

En la percepción común, los ladrones realizan sus fechorías en la oscuridad, aprovechando la ausencia de testigos, como al entrar furtivamente en una casa desocupada. Sin embargo, existe una forma de robo mucho más astuta y audaz: el robo a plena vista, llevado a cabo a gran escala y con la aprobación tácita de los propietarios, quienes desconocen los ingeniosos trucos implementados.

Este tipo de robo masivo tuvo lugar en un momento crucial de la historia estadounidense, cuando Woodrow Wilson firmó la Ley de la Reserva Federal el 23 de diciembre de 1913. Este evento marcó el nacimiento de un actor clave en la economía: el banco central conocido como la Reserva Federal.

El carácter extraordinario de la Reserva Federal se manifiesta en su papel autoatribuido de estabilizar la economía y garantizar la prosperidad y el pleno empleo. Sin embargo, la realidad es más compleja, y muchos ciudadanos no se benefician de sus políticas, lo que plantea cuestionamientos sobre la verdadera naturaleza de este banco central.

Los visionarios banqueros como Morgan y Rockefeller de Wall Street anhelaban un banco central que pudiera suministrar dinero a discreción, actuando como un "prestamista de última instancia". Este deseo llevó a la histórica reunión en la isla de Jekyll en noviembre de 1910, donde los banqueros comprendieron que necesitaban formar un cártel para hacer realidad su sueño.

El Comité Pujo, dirigido por el congresista Arsène Pujo, se convirtió en un instrumento para exponer las prácticas de los llamados "trusts del dinero", destacando la influencia desmedida de unos pocos en la economía. Sin embargo, ironías políticas permitieron que Woodrow Wilson, quien criticaba abiertamente el trust monetario, recibiera financiación de la misma entidad que condenaba.

Cuando la Reserva Federal comenzó a operar a fines de 1914, Benjamin Strong Jr., un banquero de Morgan presente en Jekyll Island, se convirtió en el hombre clave en su dirección. Su gestión y la expansión monetaria de los años 20 desencadenaron condiciones previas a la crisis económica de 1929, evidenciando la fragilidad inherente a la manipulación monetaria.

En retrospectiva, la creación de la Reserva Federal o los bancos centrales, se presentan como un astuto robo perpetrado a plena vista, donde los propietarios, en este caso, los ciudadanos, fueron testigos de la institucionalización de un sistema que, en muchos casos, operaba en contra de sus intereses. Este episodio histórico destaca la importancia de la vigilancia y la comprensión ciudadana en asuntos económicos para evitar caer víctimas de robos disfrazados de políticas financieras benevolentes.

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