El Engaño del Crecimiento Económico en la Política: Más Control, Menos Prosperidad
La promesa de crecimiento económico es un argumento central
en las campañas políticas en todo el mundo. Los candidatos prometen impulsar la
prosperidad económica, fomentar el emprendimiento y crear un ambiente propicio
para el desarrollo empresarial. Sin embargo, en la práctica, a menudo vemos una
desconexión entre las promesas electorales y la realidad económica. En este
artículo, exploraremos por qué los gobiernos tienden a promocionar el
crecimiento económico como una política nacional, pero a menudo adoptan medidas
que socavan esos mismos objetivos.
En el emocionante escenario de las elecciones, es común que
los candidatos prometan un futuro de crecimiento económico y prosperidad para
ganar el favor de los votantes. Las masas acuden a las urnas en busca de
líderes que prometan convertir una economía lenta en un motor de auge y
oportunidades. Sin embargo, detrás de estas promesas electorales, a menudo se
esconde una realidad diferente.
En la arena política, el crecimiento económico se presenta
como un faro de éxito. Los políticos argumentan que su liderazgo y políticas
favorecerán la creación de empleo, el aumento de los ingresos y una economía
más próspera en general. Esto atrae el respaldo de los votantes, ya que la
mayoría de las personas desean una mejora en su calidad de vida y bienestar
económico.
Los políticos también hacen hincapié en la importancia del
emprendimiento y el sector privado como motores del crecimiento económico.
Estos argumentos resuenan con aquellos que aspiran a iniciar sus propios
negocios o que valoran la libertad económica.
Los gobiernos suelen dar prioridad al crecimiento económico
como política nacional, y los políticos son maestros en proclamar la
importancia del emprendimiento como una herramienta esencial para alcanzar este
objetivo. Los ciudadanos apoyan fervientemente a aquellos candidatos que
prometen revitalizar una economía estancada.
Sin embargo, en la práctica, el "establecimiento"
político a menudo implementa políticas que compiten directamente con los
intereses de ciudadanos y empresarios. La inspiración detrás de muchas
regulaciones gubernamentales no es proteger a los consumidores ni promover la
competencia, sino ejercer un mayor control sobre la economía.
Las regulaciones, la intervención gubernamental, los
impuestos elevados, los requisitos de registro y los regímenes de licencia
aumentan significativamente el poder del estado y proporcionan oportunidades
adicionales para la recaudación de ingresos. Mientras que se presentan como
medidas para el bienestar público, en realidad, a menudo perjudican el
crecimiento económico y la creación de empleo.
La evidencia de que las regulaciones obstaculizan el
crecimiento económico y la creación de empleo es abrumadora. Cumplir con
regulaciones es un proceso costoso y largo que desalienta la inversión y la
creación de nuevas empresas. El Estado, al insistir en competir con los
empresarios, limita la eficiencia del sector privado y perjudica la innovación.
Los impuestos elevados también desincentivan el
emprendimiento y la inversión empresarial. Los empresarios se ven obligados a
destinar una parte significativa de sus ganancias para cumplir con sus
obligaciones fiscales, lo que reduce su capacidad para invertir y expandirse.
Esto no solo impacta negativamente en los negocios, sino que también se traduce
en precios más altos para los consumidores.
La paradoja del crecimiento económico en la política radica
en la discrepancia entre las promesas electorales y las políticas reales. Para
alcanzar un crecimiento económico significativo, los políticos deben considerar
la adopción de políticas que fomenten la libertad económica y reduzcan las
barreras para el emprendimiento y la inversión. Esto, a su vez, podría conducir
a una economía más próspera y beneficiar a ciudadanos y empresarios por igual.
El espíritu empresarial florece en un entorno de impuestos
bajos y regulaciones ligeras. Un mayor crecimiento económico mejora los niveles
de vida, crea más oportunidades de superación personal y tiempo de ocio. Sin
embargo, es preocupante que muchos empresarios locales acepten resignados
regulaciones excesivas que amenazan con asfixiar al sector privado y fomentar
la ilegalidad al comerciar debido a las cargas regulatorias.
Si los políticos realmente desean promover un crecimiento económico
sostenible, deberían considerar un enfoque de laissez-faire como Hong Kong y
Suiza que demuestran que, una economía con impuestos bajos y regulaciones
ligeras puede florecer y beneficiar a todas las partes involucradas.
En conclusión, las promesas de prosperidad y emprendimiento
a menudo se ven opacadas por políticas gubernamentales que erosionan la
libertad económica y el dinamismo empresarial. Si los políticos desean impulsar
el crecimiento económico y la creación de empleo, deben tomar en serio un
enfoque de laissez-faire que permita al sector privado prosperar y, con ello,
promover la verdadera prosperidad para todos.
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