El Control del Discurso: Cómo Gustavo Bolívar y el Petrismo Buscan Silenciar la Diversidad de Opiniones en Colombia


En un contexto donde la polarización política en Colombia parece no tener fin, la reciente propuesta de Gustavo Bolívar de buscar influencers para promover la agenda progresista y de izquierda del gobierno de Gustavo Petro ha generado una gran controversia. La estrategia, que Bolívar presentó como una manera de contrarrestar la "desinformación" y la "falsificación de información", es vista por muchos como un intento de manipular la narrativa pública y silenciar las voces disidentes.

La idea de utilizar influencers no es nueva en la política, pero la manera en que Bolívar la plantea, con un enfoque claro en influir a los jóvenes y mitigar lo que él llama la "amplificación de contenidos nocivos", refleja un profundo desprecio por la diversidad de opiniones y la libertad de expresión. Esta táctica se asemeja peligrosamente a las estrategias de control del discurso utilizadas por regímenes totalitarios que buscan imponer una visión única y homogénea de la realidad.

Bolívar y otros líderes del movimiento petrismo parecen estar decididos a etiquetar cualquier crítica o desacuerdo con su agenda como "odio" o "desinformación". Este tipo de retórica no solo es deshonesta, sino que también es peligrosa. Al intentar monopolizar la verdad y definir qué es "nocivo" o no, el gobierno se arroga un poder inmenso para moldear la opinión pública a su antojo.

El doble discurso que caracteriza la propuesta de Bolívar es evidente. Por un lado, se habla de combatir la desinformación, pero por otro, se busca influir en los jóvenes para que adopten una visión particular del mundo, que no admite disidencias. En lugar de fomentar un debate abierto y pluralista, se pretende imponer un relato único, donde cualquier opinión contraria es vista como una amenaza.

Este enfoque es un reflejo de una tendencia más amplia en el progresismo globalista, que pretende presentarse como moralmente superior mientras busca silenciar cualquier tipo de oposición. La arrogancia de este tipo de régimen supraestatista, que cree tener el derecho de decidir qué es relevante y qué no lo es, no tiene límites.

Los intentos de Bolívar de controlar la narrativa pública no solo son preocupantes desde el punto de vista de la libertad de expresión, sino que también representan un peligro para la democracia misma. En una sociedad democrática, el debate abierto y la confrontación de ideas son esenciales para el progreso y la evolución social. Al intentar censurar y manipular la opinión pública, el gobierno de Petro está socavando estos principios fundamentales.

Es crucial que los ciudadanos colombianos se mantengan vigilantes ante estos intentos de control del discurso. La diversidad de opiniones y el derecho a expresar desacuerdos son pilares esenciales de cualquier sociedad libre. Permitir que el gobierno o cualquier otro actor decida qué opiniones son válidas y cuáles no, es un camino peligroso que puede llevar a la erosión de nuestras libertades fundamentales.

En conclusión, la propuesta de Gustavo Bolívar de utilizar influencers para promover la agenda progresista de Petro no es más que un intento de manipular la opinión pública y silenciar la diversidad de voces en Colombia. Este tipo de estrategias, que buscan controlar el discurso y etiquetar cualquier oposición como "nociva", representan una amenaza para la libertad de expresión y la democracia en nuestro país. Los ciudadanos debemos resistir estos intentos de imponer un pensamiento único y defender nuestro derecho a un debate abierto y pluralista.

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